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La investigación en Biología de la UdeA, sus alternativas a la financiación estatal

  • Mateo Londoño Castaño y Yeison Sánchez Ríos.
  • Mar 1, 2018
  • 5 min read


Cada año se reduce el presupuesto de Ciencia, Tecnología e Innovación, situación que preocupa a grupos de investigación de el área de Biología de la Universidad de Antioquia. Para ciertos proyectos, su sostenimiento deviene más de sus capacidades de buscar otros métodos de financiación.




Salamandra en el laboratorio de la Sede de Investigación Universitaria, SIU. Foto: Andrea Quintero. Tomada de http://bit.ly/2FgrmP5


A científicos y personas del común preocupó a mediados del pasado semestre que el presupuesto de la ciencia bajaría en un 40 %; pero tras diferentes discusiones mediáticas y ciudadanas en la calle y en la Web, además de hacerse una concertación con el ministerio de hacienda, en octubre se decidió que se reduciría en un 11%.


La ciencia, desde su multiplicidad de áreas del conocimiento, encuentra en recursos monetarios una herramienta que potencia las investigaciones. Esta dinámica hace parte del sistema de producción capitalista pero también es una manera de no dejarse subyugar por el mismo.


Por ejemplo, el Estado también es un nodo del circuito del capital, que influye en los circuitos científicos. Los agentes administrativos tienen un impacto indirecto en la producción científica al tener una potestad directa frente a varios de de los recursos de ese mundo de la ciencia y a las políticas de ciencia a aplicar en el país. Tengamos en cuenta que el presupuesto a Ciencia, Tecnología e Innovación pasó de 379 mil millones de pesos en 2017 a 339 mil millones para este año.


Una parte del mundo científico, antiquísimo y con mucha vigencia, siente el debilitamiento que genera la potestad estatal sobre recursos para la ciencia. Esa área es la de Biología, que desde la universidad de Antioquia ha hecho significativos aportes al conocimiento humano, sorteando entre escasez de recursos estatales y posibilidades brindadas desde la economía de servicios y la empresarial.


Para dos investigadoras en el área, no hay que dejar de discutir la disminución. No saber cómo van a sostener sus proyectos, es una preocupación constante dentro de sus grupos de investigación. Por ello buscan alianzas con empresas o prestan servicios científicos y de educación. Pero les genera impotencia el debilitamiento de la investigación científica del país que este recorte genera.


Para Lucía Atehortúa, directora del grupo de investigación Biotecnología, lo que más preocupa del recorte es la dificultad de sostener el capital humano que desarrolla las investigaciones. “Lo veo fatal para la universidad; vamos a retroceder los años que hemos avanzado porque si no hay plata con qué sostener a los estudiantes de posgrado y maestría, este país no tiene nada” alega la taxónoma colombiana.


La investigadora Lucía Atehortúa. Foto tomada de http://bit.ly/2CNKvT7


La doctora en Biología nos cuenta que desde su grupo se genera conocimiento más con el apoyo del sector privado y con los servicios que ofrecen que con los recursos destinados por Colciencias; con este último financian dos proyectos, mientras que con empresas tienen 7.


Además, “estamos abriendo los espacios con apoyos internacionales, con cursos. Cosas que ya sabemos hacer enseñarle a la gente a hacerlas”. La profesora señala que es muy interesante brindar este servicio pero que “esos cursos nos dejan unos recursitos, no son muchos pero nos dejan”. También prestan servicios con los equipos que poseen en sus laboratorios.


Conexión con el sector empresarial


En cuanto a lo empresarial, dan clases especializadas para empresarios, en la parte cientifica y tecnológica, sobre todo en las aplicaciones de la ciencia... “los empresarios no saben qué hacemos”, comenta la investigadora…Así mismo, generan una necesaria relación con empresas para trabajar juntos en proyectos. “Hay que venderle la idea, hablar con ellos, mirar las necesidades y mirar como nos embarcamos juntos en hacerlo”


Además de generarse conocimiento con la investigación, el grupo tiene un portafolio donde se especifica, a interesados en invertir en las investigaciones, qué productos resultan de las mismas o en qué campo de la biología pueden crear proyectos.. “Producimos pigmentos, por métodos biotecnológicos, biomasa, cacao, polisacáridos, unos azúcares especializados, muchas cosas producimos por biotecnología, entonces hay que enseñarle a los empresarios para que sirve el producto a desarrollar” apunta Atehortúa.


Por su parte, Olga María Bermúdez, profesora adscrita al grupo de investigación Genética, Regeneración y Cáncer, dice que su grupo se financia principalmente con dineros públicos: con las convocatorias del Comité para el Desarrollo de la Investigación —CODI—, el cual coordina los recursos destinados a la investigación dentro del campus. Colciencias es otra fuente. Pero no es suficiente, puesto que los recortes al presupuesto de la educación pública y la ciencia reducen la cantidad de proyectos beneficiados.

Grupo de investigación Genética, Regeneración y cáncer. Sin Olga. Foto tomada de http://bit.ly/2FgrmP5


“Muchos nos hemos formado fuera del país y volvemos porque queremos aportar y vivir en él. Como no aumenta la plata el número de proyectos que aprueban al año no aumenta, pero sí los que hacemos investigación”.


Además, añade que el gobierno ha impulsado la formación de doctorados para ampliar el número de graduados en el país, y recortar el presupuesto podría contradecir esta intención: “No tiene lógica que hayan más doctores pero haya menos plata para hacer investigación. Como cada vez somos más, hay pocas probabilidades de que lo financien a uno”.



Por otro lado, explica Bermúdez, los componentes que emplean en su área de investigación son costosos, y los recursos no alcanzan para lograr mayor eficiencia en los proyectos. Para sortear esta situación, recurren a colaboraciones entre pares: “Tratamos de ahorrar lo máximo en materiales. A veces en colaboración con otros grupos que compartiendo materiales que sobran, y podemos hacer un nuevo proyecto, pero no es fácil. O haciendo alianzas internacionales con grupos que tienen buenos equipos y financiamiento”.


Capital humano y material


Las inversiones de capital se inclinan por los resultados tangibles en poco tiempo, pero ignoran la importancia de los proyectos a largo plazo. Bermúdez dice que “se prefiere invertir en algo que dé más rápido un resultado, un producto. La gente que financie y que entienda la importancia de la investigación no debería pensar en eso, porque los resultados se pueden dar en 20 años pero pueden ser muy buenos. Y si la gente no está consciente de eso no se va a financiar mucho la investigación básica, en cualquier área”.


Desde otra perspectiva, Lucía Atehortúa critica propuestas de infraestructura como la del rector Mario Alviar: “Yo no sé nuestro rector cómo propone crear un edificio de salud para gastarse 220 mil millones de pesos cuando no hay plata para investigación; las fincas están caídas, el instituto de biología está a medias. Eso es lo que yo no entiendo con la la universidad”. Añade que es inaudito un proyecto tan ambicioso porque la “sede de investigación de la universidad ha costado mucho; si no hay recursos con que mantenerlas, esto va a ser la debacle”.


Atehortúa insiste en que “tener capital humano bien remunerado, bien establecido, eso cuesta, y fuera de eso, formarlo en el tiempo cuesta mucho y perderlo cuesta demasiado”. Reclama entonces que al menos haya una política institucional muy clara, donde no se dé una lucha por el poder que perjudique al país y a la ciencia.


Para finalizar, hay que señalar que el Estado tiene una política que se constituye como directriz en ciencia, tecnología e innovación. En la siguiente infografía explicamos cómo se constituye esta política y cuáles son sus antecedentes en Colombia.


 
 
 

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