¿Hasta cuándo dejaremos que contaminen la verdad?
- Por Mateo Londoño Castaño
- Apr 13, 2017
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En dónde está el poder para destruirlo, me pregunto cuanto puedo; entro en ensoñación o me siento ataviado, porque la respuesta no puede estar en mi unidad múltiple. Es decir, no puedo definir la verdad solo. Ella no está en cómo nos la formulemos. Está en las dimensiones.
Entonces, ¿por qué luchar con el poder a través del pensar? ¿En el cuestionarlo primariamente desde el lenguaje?. "Toda la palabra es un prejuicio" decía Nietzsche a su sombra. Viene hecha de verdad la palabra creada, venida de una supuesta nada también perteneciente a la verdad.
Verdad, la palabra, es símbolo de ignominia para resumir en tonos y puntos lo que está delante, detrás, a través, tangente al placer de existir para ser y estar, en el no-lugar.
Ese dejaremos del título aún no se limita a una unidad múltiple de fuerzas. El mos quiere reunir el placer infinito. El permitir a través del dejar es disolución normal de la vida consigo misma, la sustracción que dice y penetra lo que se hace. El poder del dado hacia el dándose sin ser este el sentido.
Somos la contaminación de la verdad pero no somos su anti-génesis. Así, todo existente hace de contaminante por no tener futuro definido pero si que se quiera controlar. Hacinamientos de montículos acumulados de gestos del poder contaminante, hacen jaque pero no terminan la partida. No está eso de la obligación, estado de detención.
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