Del animal inhumano
- Mateo Londoño Castaño
- Oct 26, 2016
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Un rayón que intento borrar pero que por sí mismo crea más aristas. Hablar con la tecnología, esperar que te responda o retribuya el esfuerzo de mover los dedos a distinta velocidad, no puede ser el fin de la humanidad, pero sí su más grande aberración. los seres ya no existen, sólo hay retazos de consciencia de especie, tanto social como podrida por la fe del futuro, que animales y demás seres vivos no tienen presente porque están siempre presentes, así luchen por el futuro, porque no lo planean sino que lo hacen por su finalidad, la de crear supervivencia, la de estar penetrante de las circunstancias perdidas en lo vasto que no conocen y no se interesan por conocer porque ellos no conocen sino que experimentan, allí la vida no tiene valor sino que sucede, y lo que sucede no depende de circunscripciones valorativas de los logaritmos científicos o lingüísticos, suceden por leyes de la existencia, que son los caminos cambiantes que cada ser vivo construye por l la tradición, pero no esa inamovible de las convenciones, que se justifica por la modernidad cono necesidad de evolucionar se, sino esa transmitida por el paso de las circunstancias únicas de cada momento que ocurre en un tiempo y espacio determinado, pero no por un ente, sino por un camino no definido por seres conscientes del futuro, sino por poderes de lo evolutivo, común denominador de quienes no buscan conocer las desdichas del otro o los deseos de sus supuestos iguales.
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